Anhelo otorgarle voz a lo fundamental:
La exuberante multiplicidad de estados de la percepción.
Busco apreciar la esencia, en profundidad.
Donde la poesía brota, vibra y se pronuncia.

26 abr 2015





DESENMASCARARSE LA ASFIXIA


¡Abrázame!

Abraza mis sesgos de Plutón:
acaríciame la sombra,
con el arrojo de lo primordial.
Mientras, yo acariciaré tus claroscuros.

Sintámonos.
Escuchemos
cuán voraz es nuestra hambre.

Qué intenso nuestro tiritar...

Y, sin más:

(Un ancho
espacio
en blanco)

Nos perdimos.
¿Adónde fuimos?

Las invisibles manos 
de nuestras conciencias
intentan palpar el aire,
siendo ellas él, 
intentando palparse a sí mismo...

¿Adónde fuimos?

Llegó la hora de buscarse.
Sin conocerse.
Sin saber.
Sin ver.
Sin ser.

Solo percibiéndose la existencia
de forma intermitente . . .

Y andar, y andar...

Y, en algún momento, preguntarse:
¿cuántas otras no presencias
estarán andando, también, sin verse?

"Quizá alguien pueda abrazarles,
para que puedan percibirse."

Quizá… podamos abrazar
las particularidades
de nuestros conatos de existencia.

Y los ecos abruman el pensamiento.

Entonces, brota la lluvia
de quien ha percibido demasiado hondo.
Y los pies y el cuerpo aparecen,
resbalándose en su llanto.

¡Abrázame!
¡No me siento en este intenso desierto!

Y descubrimos...
De las lágrimas derramadas en el desierto blanco
comienzan a brotar principios de colores.

Y sentimos más. Y soltamos más.
Expresamos todas nuestras inquietudes...

“Solo... Solo...
Abrázame...”

Ahora podemos comenzar a percibir una figura sobre el desierto.
Esa figura aparece en lo que expresamos.
Alguien que se abraza a sí mismo
cuando nuestras miradas se encuentran.

Me reconozco en él
y él se reconoce en mí.

Nos reflejamos
en la expresión de nuestra emotividad.

Es así
como podemos comenzar
a abrazarnos.